martes, 26 de mayo de 2009

SETAS GIGANTES

Un vecino de Paderne encuentra una seta de 40 kilos
EFE - PADERNE - 21-10-2008

El vecino de Paderne de Allariz Manuel Pérez González encontró una seta conocida como ‘políporo gigante’ (‘Maripilus Giganteus’) que pesa 40 kilogramos y creció durante una semana bajo los castaños de su propiedad, muy cerca de su casa, según explicó en una entrevista.

Manuel Pérez González muestra el ejemplar de seta gigante.

Manuel Pérez González muestra el ejemplar de seta gigante.
Pérez está habituado, según explicó, a encontrar en su ‘soto’ (bosque de castaños) setas comestibles como ‘Macrolepiota procera’, conocida como ‘cogordo’ y otras pero ‘nunca’ en sus 56 años de vida en el pueblo de Ermide (Paderne) había visto una seta como la que encontró el pasado domingo 12 de octubre.

‘Una semana antes estuve en el soto para ver cómo estaban las castañas, y no había ninguna seta, pero el domingo fui a recoger ya los erizos abiertos y las castañas y me encontré con tres políporos en el suelo’.

Pérez tiene un vecino aficionado a las setas que le explicó que entre los mayores ‘políporos gigantes’ hallados están los de 20 kilogramos, pero el suyo pesó 40 en la vieja báscula de la antigua tienda del pueblo y mide 0,75 por 0,55 metros.

La gran seta se crió durante una semana en la tierra al pie de un castaño y al lado de otras dos de la misma especie aunque menor tamaño.

Tras hallar este ‘políporo’, Pérez lo llevó al taller que regenta en el pueblo de la Zamorana (San Cibrao das Viñas) ‘donde el paso de vecinos y curiosos fue incesante hasta hoy’, agregó.

Ahora dona el ejemplar para cualquier colectivo de aficionados que esté interesado en mostrarlo o estudiarlo ya que, aunque es de una especie comestible, no acaba de fiarse y supone que con ese tamaño estará duro, aunque su vecino le recomendó prepararlo a la plancha.


Diario Atlantico


Hallan hongo gigante en Chiapas


Notimex en San Cristóbal de Las Casas | Academia
Miércoles 11 de Julio, 2007

Foto: EFE.


El Colegio de la Frontera Sur (Ecosur) reportó el hallazgo de un hongo gigante con diámetro y altura de 70 centímetros en ambas escalas, y 20 kilogramos de peso, lo que lo haría el más grande de su especie encontrado en Chiapas.

En un comunicado, la institución reportó que el mes pasado personal del Ecosur halló un hongo gigante en Las Cabañas, Cantón Providencia, municipio de Tapachula, a unos kilómetros de la frontera con Guatemala.

Trabajadores de la línea Manejo Integrado de Plagas, que realizaban una práctica de campo en el lugar, fueron informados por pobladores de la región sobre la existencia del hongo gigante.



Al acudir y ver sus dimensiones, reportaron el hallazgo al personal de la línea Hongos Tropicales de la misma institución.


El curador de la colección micológica del Ecosur, René Andrade, viajó con otras personas al lugar para colectar el hongo, particularmente sobresaliente por su tamaño y su poca frecuencia en México.

Según el informe, el hongo pesa más de 20 kilogramos, tiene una altura y diámetro de 70 centímetros en ambos casos.

El hongo fue trasladado a la sede del Ecosur en Tapachula para ser estudiado; los especialistas determinaron que se trata de una especie que ya había sido encontrada anteriormente en Chiapas.

Agregó al respecto que ya tienen dos ejemplares más de esa especie vegetal, uno de ellos de 50 centímetros de diámetro (colectado en fragmentos).

El otro espécimen fresco medía 25 centímetros de diámetro. Su nombre científico es Macrocybe Titans Pegler, Lodge y Nakasone y es sinónimo de Tricholoma cistidiosa Cifuentes y Guzmán.

Dicha especie fue reportada como nueva para México en 1981, dentro del Parque Educativo Laguna de Bélgica, municipio de Ocozocuautla, también en Chiapas.

De acuerdo con el Ecosur, hay reportes que indican la presencia de este hongo también en áreas de Guatemala, Costa Rica y Brasil.

La institución añadió que no hay informes que refieran que la especie encontrada sea comestible o nociva. Aparentemente su función en la naturaleza es reciclar la materia orgánica de la misma forma que los demás organismos de su reino.


hongo-gigante-2.jpg



El hongo gigante pasó a formar parte de la Colección Micológica de Ecosur, la cual está integrada por más de cinco mil ejemplares de hongos de diferentes partes del estado de Chiapas, especialmente del Soconusco.

Integra ya también los registros del padrón de colecciones de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO).

La Colección Micológica del Ecosur, que resalta por su ubicación en una zona tropical húmeda, se mantiene con fines de investigación y de docencia y como un apoyo importante para el conocimiento de la biodiversidad de México.





Un hongo gigante del Devónico

Setas de 6 metros de hace 400 millones de años

Viernes, 27 de Abril de 2007

Foto
Concepción artística de la seta gigante. Ilustración: Elsevier Hueber.

Descubren, gracias a análisis isotópicos, que un tipo de fósil, anteriormente atribuido a un árbol, corresponde en realidad a una seta gigante de 6 metros de altura. El hongo vivió hace 400 millones de años cuando no había grandes depredadores sobre tierra firme.


Este ser fósil conocido como prototaxites ha intrigado durante mucho tiempo a los paleontólogos, que creyeron que era una conífera.


En 2001 Francis Hueber del National Museum of Natural History en Washington DC sugirió que quizás podría tratarse de un hongo basándose en el análisis de la estructura interna (que se parecía a las estructuras reproductivas presentes en las setas de los hongos). Viajó a Canadá, Australia y Arabia Saudita en busca de especimenes fósiles y analizó bajo el microscopio muchas láminas con las que obtuvo cientos de fotografías. Pero al final no obtuvo pruebas definitivas que demostraran su naturaleza no vegetal. Y es que una seta de 6 metros no parece que tenga mucho sentido hoy día.


Ante todo hay que decir que el verdadero hongo (todos ellos) está formado por unos filamentos (el micelio), y que cuando llega la hora de reproducirse y desea esparcir las esporas fructifica y utiliza la seta o carpóforo para diseminarlas.


Análisis genéticos del suelo hacen pensar que en la actualidad hay hongos con una extensión de miles de metros cuadrados en forma de estos filamentos subterráneos, pero ninguno produce setas del tamaño que discutimos aquí.


Para descifrar el enigma del prototaxites se ha comparado la composición química del fósil de la seta con fósiles de plantas que vivieron en la misma época.


Las plantas solamente absorben el CO2 de la atmósfera (para realizar la fotosíntesis) con lo cual la proporción entre los isótopos 12 y 13 de carbono se mantiene igual para las plantas que viven durante el mismo periodo geológico y que se relaciona con la composición atmosférica del momento.


Pero un animal o un hongo se alimentan de materia orgánica y la proporción de isótopos es distinta.

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Francis Hueber junto a un fósil de prototaxites. Foto: Carol Hotton.

Al comparar la razón entre los dos isótopos del fósil de la seta con la de fósiles de plantas de la misma época, expertos del National Museum of Natural History y de University of Chicago, pudieron comprobar que eran muy diferentes. Eso quiere decir que prototaxites absorbía parte o todo su carbono de otras fuentes distintas a la atmósfera y por tanto que era un hongo.

Diversos fósiles de este hongo se han encontrado a lo largo de todo el mundo desde que se descubrieran hace más de un siglo. Se ha determinado que vivió en el periodo de tiempo comprendido entre hace 420 millones de años y hace 350 millones de años (parte del Silúrico y casi todo el Devónico).


Las plantas en aquella época eran en general más bajas que estas setas gigantes por lo que este ser era el más alto de ese tiempo.

Las plantas vasculares (que fueron los antepasados de coníferas, helechos y plantas con flores que llegaron mucho más tarde) comenzaron a diversificarse sobre tierra firme durante el Devónico. En un principio eran muy simples, casi sólo tallos, sin raíces ni hojas.

Aunque las plantas vasculares se establecieron sobre tierra firme 40 millones de años antes de la llegada del prototaxites casi no llegaban ni a levantar un metro del suelo. Pero hacia el final del Devónico (hace 345 millones de años) aparecieron súbitamente árboles, helechos, semillas, hojas…

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Ejemplar de prototaxites encontrado en Arabia Saudita. Foto: Review of Paleobotany and Palynology, Vol. 116. Smithsonian Institution.

En la época en la que este hongo prosperó no había muchos animales. Los milpiés y ciempiés fueron las primeras criaturas que aparecieron sobre tierra firma y de los pocos animales que allí había (artrópodos casi todos ellos), pues todavía no habían llegado los vertebrados. Los vertebrados existentes en la Tierra aún no habían abandonado el océano.

Los investigadores especulan que la altura del prototaxites le permitía diseminar esporas mejor para así depositarlas sobre una mayor extensión. En esa época no había nada que les impidiera crecer de ese modo. Los animales comedores de plantas no habían evolucionado aún.


Ciertamente el mundo en aquella época debía de parecernos muy extraño, casi alienígena. Un mundo perteneciente a un pasado remoto, un mundo fascinante, quizás más interesante que la época de los dinosaurios, pero con menos representación en los medios y sin que nadie haga una película sobre él. ¿Alguien se atrevería a rodar “Parque Silúrico”?

Fuentes y Referencias:
Geology (vol 35 p 399).
University of Chicago.
NASA.
Eras geológicas.


Boyce, C.K., Hotton, C.L., Fogel, M.L., Cody, G.D., Hazen, R.M., Knoll, A.H. & Hueber, F. M. (2007). Devonian landscape heterogenity recorded by a giant fungus. Geology, 399-402.

Geology

  • http://www.gsajournals.org

EL MAYOR ORGANISMO VIVO DEL QUE SE TENGA NOTICIA

El hongo más grande del mundo, un asesino oculto

Lo descubrieron en un parque nacional de los Estados Unidos

  • Ocupa 900 hectáreas y tiene unos 2.500 años de vida
  • Se extiende a través de las raíces de los árboles
  • Y representa un enigma ecológico






  • RICARDO D. GOLDBERGE

    A un olmo seco" es el título de un conocido poema de Antonio Machado. Y es que encontrar un árbol seco no es cosa rara. Pero si los ejemplares secos se cuentan de a decenas o centenas, en el medio de un bosque, inmediatamente se enciende la luz roja de alarma.

    Esto fue lo que ocurrió en el Parque Nacional Malheur, al este del estado de Oregon y cerca de las Montañas Azules, en los Estados Unidos. Misteriosamente, cientos de pinos comenzaron a secarse y pudrirse.

    El grave problema ecológico motivó a Catherine Parks, científica del Centro de Investigación Pacific Northwest, a trasladarse al lugar de los hechos para investigar el desastre de cerca.

    Parks pidió auxilio a la Universidad del Estado de Oregon y, juntos, fijaron un área de trabajo. Recogieron muestras de raíces de 112 ejemplares de pinos atacados.

    Al poco tiempo, el equipo encontró que varias especies de pinos y también abetos estaban infectados por un mismo tipo de hongo. La infección se extendía por cientos de metros a lo largo y ancho de la zona.

    Finalmente, el resultado de la investigación fue tanto o más sorprendente que la noticia de la catástrofe. Con 900 hectáreas de extensión y un promedio de un metro de grosor, era el hongo más grande del mundo. Digno de ocupar una página en el Libro Guinness de los Records.



    Enfermedad incurable

    El hongo en cuestión forma parte de una variedad conocida como Armillaria ostoyae. Vive bajo tierra y se extiende muy lentamente de árbol a árbol, a través de las raíces. O crece por el suelo mediante una estructura parecida a los cordones de los zapatos, llamadas rizomorfos.

    Con las lluvias de otoño, el hongo se hace visible en forma de grupos de setas doradas que crecen junto a los árboles atacados. "Es solo la punta del iceberg, que muestra en la superficie lo que verdaderamente se esconde debajo de la tierra —dice la investigadora Parks, en un comunicado que difundió el Servicio Forestal del Centro de Investigación Pacific Northwest—. Hasta ahora, nunca se había medido un ser vivo tan grande", asegura.

    El Armillaria es un hongo asesino. Para alimentarse, cubre las raíces de los árboles con una capa blanca de filamentos que absorben el agua y los carbohidratos del ejemplar atacado. Así, produce una enfermedad conocida como Armillaria root rot, algo así como la podredumbre de la raíz por Armillaria. Hasta el momento no se conoce una cura específica.

    "Esta especie de hongo puede ocupar áreas inmensas de bosques y vivir miles de años", dice Parks. Se calcula que el ejemplar hallado en Oregon tiene una antigüedad de 2.500 años. "El hongo se hace visible en racimos coloreados de amarillo o dorado, que se ven ocasionalmente en declives del suelo. Son sólo la punta del iceberg respecto de su verdadero tamaño y del impacto que producen en el bosque", insiste Parks.


    Algo a favor Con los años —y librado a su suerte en las condiciones adecuadas— el hongo va creciendo. Extiende sus temibles "garras" a lo largo y a lo ancho del bosque. Como si fuera un pulpo sin cabeza, pero con miles de tentáculos.

    El hongo se nutre con cada una de las raíces de los árboles con las que toma contacto. De vez en cuando, algunos de esos tentáculos salen a la superficie. Y es ahí cuando se los puede ver, como setas o racimos de hongos. Al Armillaria ostoyae también se lo conoce como "hongo miel". Y si bien es comestible, es bastante insulso, aseguran quienes lo han probado.

    Pero aunque parezca tan dañino, este hongo cumple un importante rol en los procesos de un ecosistema boscoso. "La enfermedad de la raíz causa claros en la cobertura del bosque —explica Parks—. Estos claros son pronto cubiertos por otro tipo de coníferas más jóvenes, de madera más dura, que contribuyen a incrementar la diversidad de edades y de tipos de árboles en el bosque".

    Y hay más. Cuando los árboles mueren, los restos de esos ejemplares son usados como refugio y área de alimentación para la vida salvaje. "La mortalidad de árboles por Armillaria root rot contribuye así al reciclado de nutrientes y a un potencial aumento de la productividad de esa zona", dice Parks.



    Parientes conocidos


    Pero esa productividad es relativa. En ocasiones, al no haber una cura específica, pueden perderse árboles reservados para madera de carpintería. Además, la enfermedad puede afectar la composición deseada y la estructura de un bosque futuro. Y, por lo tanto, interferir en la planificación de la recuperación de ciertos recursos naturales por reforestación.



    No es la primera vez que los científicos encuentran hongos de tamaños gigantescos. En 1992, en un bosque de robles de Michigan, encontraron un pariente, la Armillaria bulbosa, que ocupaba cerca de 15 hectáreas. En ese mismo año, en el estado de Washington, en un bosque de una variedad de pino llamado Ponderosa, descubrieron un clon de Armillaria ostoyae que ocupaba unas 600 hectáreas.

    Fig.6 Armillaria bulbosa

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